Maquillarse es una opción (nunca una obligación) que puede ser entretenida, que nos puede ayudar a resaltar rasgos de nuestro rostro que más nos gusten, incluso en algunos casos algo que nos alegra o que puede ayudarnos a sentir más seguridad. Cualquiera que sea el motivo por el que eliges maquillarte es válido, siempre recordando que la belleza es subjetiva, que se trata de sentirnos bien y de que por ningún motivo habla de nuestro valor como personas.
Probablemente mis inicios en el mundo del maquillaje fue usando el de mi mamá, quizás robando uno de sus labiales (no confirmo ni desmiento nada). Pero lo cierto es que cuando queremos aprender un poco mejor a maquillarnos, buscamos consejos o tips en plataformas como youtube, y creo que eso no siempre es la mejor idea. Simplemente porque suele haber exceso de información. Te encuentras ante una beauty guru que para un maquillaje sencillo te muestra 10 productos distintos que en la vida habías escuchado, usando muchas brochas diferentes y con procedimientos que te dan la sensación de estar desactivando una bomba más que arreglándose para salir de fiesta. Y ahí estás tú, en un mar de confusión, solo con el labial de tu mamá y un delineador chiquito de tanto sacarle punta y que la verdad ni sabes hace cuánto venció.
Con ello viene la ansiedad de creer que para empezar a maquillarte necesitas ir a la tienda y comprarte todos los productos que utilizan las youtubers sumado a tooooodo lo que te recomienden en tu grupo de amistades. Pero ciertamente maquillarnos es un proceso de aprendizaje, de ensayo y error y de autoconocimiento (perdón si me puse filosófica con esto).
Más allá de comprar a ciegas lo que todo el mundo te recomiende, creo que lo mejor es comenzar con algunos productos básicos, ir descubriendo lo que te gusta, aquello con lo que te sientas más cómoda o cómodo, y luego ir comprando más cosas para complementar tu look. Porque siendo sincera, quizás no sea lo mejor comprar esa súper paleta de sombras con 48 colores, si en realidad tu vibra es más de tonos neutros.
Acá te dejo algunos consejos que me hubiese gustado saber y que me habrían ahorrado muchos malos ratos (y bastante dinero).
- Bloqueador solar: no puedo ser lo suficientemente enfática con esto, proteger nuestra piel del sol es fundamental TODO EL AÑO, antes de aplicar cualquiera otra cosa en tu rostro, el bloqueador es lo primero.
- Conoce tu tipo de piel: no todos los productos de rostro van a funcionar de la misma forma en todos los tipos de piel. Por ejemplo, si tu piel es más grasa, quizás esos rubores y bronzer en crema tan bonitos no van a verse como esperas en tu cara, quizás en ese caso un producto en polvo sea más efectivo, pasa similar con las bases y correctores. Recuerda además que nuestro tipo de piel puede ir cambiando con el paso del tiempo, y con ello el tipo de productos de skin care y maquillaje que utilizamos. Por ejemplo, cuando era más joven (hace poquito) era de piel más grasa, pero hoy en día me encuentro más en el rango de las pieles mixtas.
- Conoce y quiere tu rostro: el maquillaje está para resaltar esa belleza que ya está ahí, conocer bien tus rasgos te facilitará descubrir lo que quieres destacar y conocer las técnicas que mejor se adapten a lo que busquen. Un ejemplo muy recurrente es el de quienes tenemos el párpado caído, que sentimos que ningún maquillaje de ojos se nota, pero con algo tan simple como difuminar la sombra un poco más hacia arriba y maquillar mientras tenemos el ojo abierto se logra una diferencia enorme (a esto mi hermana le llama “hacerse el párpado de nuevo”).
- Equivocarte es normal: si no funciona, sino se ve como querías, no pasa nada. Mi rutina de maquillaje se redujo considerablemente cuando entendí que si el delineado no quedaba perfecto, no había problema con borrar y hacerlo de nuevo (y si no queda 100% simétrico, probablemente nadie lo note además de ti).
Teniendo esto en mente, creo que es buena idea pasar a los productos por los que podemos comenzar nuestra colección de maquillaje. Porque nuevamente, no necesitamos partir con mil cosas para lograr un look bonito y con el que sintamos comodidad. Aquellos que en mi opinión son útiles para armar una rutina de maquillaje sencilla son estos:
- Paleta de sombras tonos cafés: sirve para hacer cualquier maquillaje de día, y cambiando la intensidad de los colores puedes cambiarlo a un look de noche muy fácilmente, además así no debes pensar tanto en cómo combinar los colores. No hace falta que sea una paleta enorme, con 4 colores ya podrías tener lo necesario. Además, puede cumplir una doble función porque puedes delinearte con sombrar.
- Brocha para difuminar: si no quieres comprar mil brochas distintas, una excelente idea es partir con una brocha simple para difuminar la sombra, lo que marcará una gran diferencia (nunca logré hacerme un buen smokey eye antes de tener una).
- Corrector: no solo puede ayudar a cubrir marcas y ojeras, sino también para iluminar algunas partes de nuestro rostro, especialmente útil si lo tuyo no es usar base.
- Máscara de pestañas: Ayuda mucho a la hora de resaltar tu mirada, da igual el color que prefieras.
- Bálsamo labial con color: el mercado ofrece una enorme variedad de productos que pueden darte un toque de color además de hidratar tus labios.
Una vez que sientas confianza con este kit inicial, puedes ir descubriendo otras cosas que te gusten, quizás labiales con más color, delineados o sombras más elaborados, un tipo de contorno en especial o mi favorito de todos los tiempos: el iluminador (que francamente podría ocupar un artículo completo por sí solo).
¡Próximamente se viene una sección de recomendaciones!
Y siempre recuerda: esto es un proceso, nadie nace sabiendo y lo importante es que te guste y te sientas bien.
