“Amiga estás más flaca”
Titubeas antes de dar las gracias, porque sabes que en el fondo te lo están diciendo como un elogio.
Durante los últimos años han surgido voces y movimientos que buscan combatir la gordofobia. El objetivo principal es destacar lo perjudicial que es el sistema actual y la cultura de la dieta en la que hemos crecido.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) desde hace tiempo no considera la obesidad como una enfermedad, sino como un factor de riesgo para otras enfermedades, como el cáncer de colon relacionado con un consumo excesivo de carne roja.
La forma en que la sociedad y los medios abordan la obesidad estigmatiza una condición física y no tiene en cuenta otros aspectos de la salud más allá del índice de masa corporal (IMC). Esto lleva a presuponer que los cuerpos más grandes están enfermos y los cuerpos delgados son saludables, lo cual no es necesariamente cierto. Hay personas gordas que son saludables y personas delgadas que tienen enfermedades. El peso corporal o un IMC inferior a 30 no garantiza la salud en sí mismo.
Efectivamente, hemos crecido en un sistema social influenciado por el patriarcado y el machismo, que ha dejado huellas en nuestro lenguaje y comportamiento, tanto en hombres como en mujeres. Es importante reconocer cómo estas estructuras afectan nuestras percepciones y acciones. Tu experiencia personal refleja cómo el acceso gratuito a las discotecas para mujeres puede ser un ejemplo de cómo se utiliza el cuerpo femenino como un “anzuelo” para atraer a más clientes masculinos. Es crucial cuestionar y desafiar estas dinámicas desiguales y trabajar hacia una sociedad más igualitaria donde el valor y el trato no se basen en estereotipos de género o la explotación del cuerpo.
Es momento de dejar de utilizar la salud como un pretexto para incomodar y denigrar a las personas, porque cuando no comes, lloras mientras te miras al espejo, cuentas calorías, nadie se preocupa por tu salud, al contrario, te felicitan por estar más delgada, y eso por supuesto que es parte del problema.
Si no eres un profesional de la salud que está tratando a esa persona, simplemente no hables, no es asunto tuyo, y no, no sabes suficiente para opinar.
